jueves, 20 de enero de 2011

Preámbulo a las instrucciones para dar carga al celular*

Piensa en esto: cuando te regalan un celular te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el móvil, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, japonés con conexión wifi; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te meterás a la bolsa y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que casi hay que atar a tu cuerpo. Te regalan la necesidad de conectarlo todos los días, la obligación de cargar las baterías para que siga siendo un celular; te regalan la obsesión de atenderlo en las vitrinas de las joyerías, durante el anuncio por la radio, mientras usas otro servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu celular con los demás móviles. No te regalan un celular, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del celular.


*Paráfrasis de "Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj" en Historias de Cronopios y de Famas" de Julio Cortázar.

1 comentario:

  1. Qué válida y acertada esta paráfrasis, Javier. Somos fieles seguidores de esta religión móvil, con triple saldo (como dice un poema de Marré).

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