domingo, 25 de julio de 2010

Sobre la lectura de la Biblia en las escuelas

Me enteré de la noticia que comenta Javier sobre la lectura de la Biblia en las escuelas por los diarios salvadoreños un día que fui allí a trabajar. El día anterior se acababa de aprobar y me contaron con entusiasmo la decisión que se había tomado. No salía de mi asombro. Creo que los seres humanos somos bastante absurdos. Pero, de todo, lo que más me asombra es cómo creen que con leer la Biblia se va a cambiar una sociedad violenta. ¿Se trata de alguna broma de mal gusto? ¿O en realidad creen que eso sirve para algo?

Por otro lado, y aquí talvez me meto en teología, ¿cómo van a hacer para interpretar los textos bíblicos? ¿Qué herramientas tienen los maestros y alumnos para interpretar textos de tan variada dificultad? Porque nadie me podrá negar que con un texto bíblico se puede justificar desde el nazismo hasta la prohibición de la planificación familiar: la Biblia da para todo.

En fin, no creo que se vaya a caer en un estado teocrático (lo cual no sería el principal de los problemas), sino que me parece que, como bien dice Javier, se trata de una postura intolerante y cerrada, incapaz de apelar al sentido común de los seres humanos.

Por encima de todo, creo que esta propuesta parte de un análisis absurdo sobre el origen de la violencia en nuestros países. Creer que la violencia de las maras es producto de la pérdida de valores es el típico análisis de las clases burguesas y de los aparatos ideológicos del Estado. Es mejor decir eso que confirmar que la injusticia social generada por un capitalismo depredador y desigual ha provocado tal descontento en la mayoría de seres humanos que viven sin esperanza que la violencia es simplemente su consecuencia inevitable. ¿Qué puede sentir un joven que sufre hambre frente a una sociedad de consumo que promueve valores y productos a los que jamás tendrá acceso? Una salida obvia es la violencia. Nosotros no estamos en maras no porque tengamos más valores o seamos moralmente superiores, sino porque no hemos vivido condiciones tan extremas.

Entonces si se trata de valores, promovamos primero la igualdad y la justicia de los salarios, de la distribución de la riqueza, del acceso a la alimentación, la salud y la educación. Esos son los valores que se quebraron, no los que pretenden recobrar con la lectura de la Biblia: la resignación, el respeto de la propiedad privada, la tolerancia de la injusticia, la indiferencia ante la muerte...

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